viernes, 6 de noviembre de 2020

TUPAC AMARU EL CACIQUE INMORTAL: LA REENCARNACIÓN DE INKARI


 

                                TUPAC AMARU EL CACIQUE INMORTAL

                                   LA REENCARNACIÓN DE INKARI

 

 

INDICE

I.- TUPAC AMARU.

II.- GENEALOGIA DE LOS TUPAC AMARU.

III.- LA CORRIENTE INDEPENDENTISTA INDÍGENA.                                           

IV.- FACTORES QUE ORIGINARON LA REBELIÓN

                IV-1.- LA SITUACIÓN DEL INDÍGENA

                IV-2.- EL CONOCIMIENTO Y AÑORANZA DEL PASADO INCAICO

                IV.3.- LA PERSONALIDAD MESIÁNICA DE TÚPAC AMARU

V.- LOS DIRIGENTES DE LA REVOLUCIÓN.

VI.- LAS ACCIONES MILITARES.

VII. CAUSAS DE LA DERROTA.

                VII-1.- LAS DISCREPANCIAS EN EL COMANDO REVOLUCIONARIO.

                VII-2.- EL PAPEL DE LOS CACIQUES TRAIDORES A LA REVOLUCIÓN.

                VII-3.- EL RESQUEBRAJAMIENTO DE LA UNIDAD EN LAS FILAS REBELDES.

 

I.- TÚPAC AMARU (SERPIENTE RESPLANDECIENTE)

                Al igual que en la Roma esclavista, del siglo I A.D.C., donde Espartaco, el gran traciano, logró levantar millares de desposeídos en busca de la sagrada y ansiada libertad, el Perú del siglo XVIII, presenció la aparición del hombre que, enarbolando las banderas de justicia, libertad e igualdad, enfrentó al despótico coloso hispano que paseaba su soberbia y tiranía desde La Florida, en el norte, hasta el Cabo de Hornos, en  el extremo sur del continente. Es Túpac Amaru el símbolo de la rebelión justiciera, de la protesta ante la tiranía infame que sufría el pueblo peruano ante el invasor español afincado en nuestra tierra. 

                Cuando se habla de la gesta emancipadora de 1821, es imposible dejar de mencionar el sacrificio de todos aquellos peruanos que, en 1780, guiados por el anhelo de liberarse de la oprobiosa, cruel e inhumana explotación a que eran sometidos, encontraron, en José Gabriel Condorcanqui, el redentor mesiánico depositario de todas sus esperanzas de libertad, y que estuvieron a punto de lograr la independencia 41 años antes de la llegada de San Martín y Bolivar.

                El gestor de la más grande revolución latinoamericana, nació en el pueblo de Surimana perteneciente al corregimiento de Tinta el 19 de Marzo de 1738. Fue descendiente, por línea materna, del último de los incas de Vilcabamba, Túpac Amaru I, asesinado por el tristemente célebre virrey Toledo en 1572. Hijo de Miguel Condorcanqui Usquiconsa y de doña Carmen Rosa Noguera Valenzuela. De semblante altivo y carismático, fue un hombre de elevada cultura para la época. Estudió en el colegio de indios nobles del Cusco, San Francisco de Borja, administrado por los jesuitas, perfeccionando después sus estudios en Lima. Se casó con Micaela Bastidas Puyucahua teniendo ese matrimonio tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando. A la muerte de su padre heredó:  los cacicazgos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca; una recua de 350 mulas; participación en la pequeña minería; unos cocales en Carabaya; otras propiedades y una hacienda. Era por lo tanto, como dice Juan José Vega “un burgués andino”. Personaje de gran cultura hablaba el quechua, castellano y latín. Bebió en la literatura de los Comentarios Reales de los Incas, las 7 Partidas de Alfonso el sabio, las Sagradas Escrituras, y sobre todo, en forma clandestina,  textos de Voltaire y Rousseau, lo que lo llevó a intuir los derechos que tiene el hombre en sus relaciones con otros hombres, y las obligaciones que tienen los gobernantes con sus vasallos; por eso, en pleno proceso revolucionario, proclama la abolición de la esclavitud el 16 de Noviembre de 1780, siendo el primero en hacerlo en todo el mundo; declara la abolición del trabajo esclavo en las minas y los obrajes e inicia una reforma agraria repartiendo las tierras de las haciendas y devolviendo a las comunidades las tierras usurpadas; vislumbró la igualdad de los hombres, a pesar de sus diferencias étnicas, por lo que trató de formar una nación con la participación de  todos los habitantes y la expulsión de los racistas peninsulares. Posiblemente, su cultura le permitió conocer los mitos mesiánicos de su legado  inca y, sintiéndose el redentor de su pueblo sometido, tomó el nombre del antepasado Túpac Amaru I, el inca decapitado. Encarnando, así, al inca restaurador de Incarrí. Y el pueblo indígena lo sintió así, lo vio como un redentor divino que los liberaría y destruiría el mundo injusto, para instaurar un nuevo Tawantinsuyo. El pueblo indiano le dio su respaldo y adhesión acompañándolo hasta con el sacrificio de sus vidas.

                De carácter indomable, y con un valor a toda prueba, sus torturadores jamás pudieron arrancarle los nombres de los conjurados en el Cusco, a pesar de habérsele quebrado un brazo en el proceso interrogatorio llevado a cabo por Mata Linares. Cuando el cruel visitador Areche insistía con la pregunta sobre los responsables de la conjura, el granítico rebelde contestó: “solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo, y yo por tratar de liberarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte”.

                Túpac Amaru terminaría siendo ajusticiado junto a su esposa, Micaela Bastidas y su hijo Hipólito; su hijo Mariano moriría en un naufragio cuando era conducido  al destierro y su hijo menor Fernando —de 9 años— desterrado a una prisión a África; a raíz de un naufragio sería recluido en Cádiz.

II.-GENEALOGÍA DE LOS TUPAC AMARU.

HUAYNA CAPAC, uno de los últimos grandes emperadores del Tawantinsuyo llegó a tener  500 hijos. Entre ellos los más conocidos son Huascar, Atawallpa, Manco Inca II e Inca Paullo  (el traidor). Manco Inca II es quien enarbola la bandera de la resistencia, contra el invasor español, en las estribaciones de Vilcabamba , a su muerte, lo suceden:  Sairi Tupac , Titu Cusi Yupanqui y Tupac Amaru I . Cuando el capitán español Martín de Loyola capturó al último de los incas de Vilcabamba, Tupac Amaru I, gracias a una traición de Ispaca, el curaca de Momori, que lo entregó, ordenó la captura y ejecución de todos los familiares del inca; Posteriormente el virrey Toledo ordenaría el destierro de los que no fueron ejecutados. Quería terminar con la estirpe del emperador ejecutado. Una de las hijas del inca, que hicieron pasar como familia de unos sirvientes de Tupac Amaru, tuvo la suerte de salir ilesa y tomó el nombre de Juana Pilcohuaco.

Juana Pilcohuaco, llegada la edad conveniente, se comprometió con Felipe Condorcanqui con quien tuvieron un hijo que se llamó Blas Condorcanqui.  

Blas Condorcanqui se casó con Francisca Torres, teniendo un hijo al que pusieron por nombre Sebastián.

Sebastián Condorcanqui se casó con Catalina Camino y tuvieron por hijo a Miguel

Miguel Condorcanqui se casó con Rosa Noguera la cual dio a luz un hijo llamado José Gabriel que sería el futuro Tupac Amaru II

                De esta manera José Gabriel Condorcanqui Noguera era descendiente directo, por línea materna del último de los incas de Vilcabamba Tupac Amaru I, el joven emperador que fue ajusticiado por el cruel virrey Toledo.

 

III.-         LA CORRIENTE INDEPENDENTISTA INDÍGENA. DEL LEGALISMO A LA REBELIÓN

                Aunque la más conocida respuesta al invasor español, después de la caída de Cajamarca y el Cusco, es el levantamiento de los incas de Vilcabamba, desde 1536 hasta 1572, hay toda una corriente indígena que buscó, con vehemencia, sacrificio y entrega la liberación del pueblo indígena. Aunque sin ninguna cohesión, coordinación y/o estrategia que les brindase la oportunidad de triunfo sobre sus rivales y opresores, fueron más bien levantamientos populares focalizados motivados por la venganza contra sus verdugos. Movimientos acicateados por la brutal expoliación e injusticia de que eran objeto en todo orden: Ya en los repartos, ya en los obrajes, ya en las encomiendas, en las mitas etc.

                Entre los alzamientos más notables tenemos:

              La rebelión de indios y morenos en Vilcabamba en 1602 dirigida por Francisco Chichima.

                La rebelión de Songo y Challana en Larcaja en 1620

                La rebelión de indios Ochosumas en Chucuito en 1632

                La rebelión de Cajatambo en 1663

                La rebelión de Lima en 1666 dirigida por Gabriel Manco Capac

                La rebelión de los Uros y Urquitos en 1673, entre otras. “

                Es en el siglo XVIII que las rebeliones indígenas toman mayor fuerza:

“En el área del Cusco 17            Lima 9                                     Huamalies 2

Arequipa 14                                      Tarma 5                               Castrovirreyna 1

Ayacucho 14                                     Jauja 2                                 Puno 1

Trujillo- Saña 11                               Charcas 7                            Quito más de 32

Cajamarca 14                                    Huaylas 3 “

                Todos estos movimientos tuvieron en común una falta de cohesión, coordinación, discrepancias internas de liderazgo y una feroz y cruel represión que terminó con la masacre de sus protagonistas.

                Junto a estos levantamientos hubo prominentes líderes indígenas que buscaron, en la vía legal, el respaldo de la ley para mejorar las condiciones de vida y la eliminación de la brutal opresión del pueblo indígena sometido; es por eso que se habla de dos corrientes dentro de la línea rebelde contra el poder español:

  La tendencia insurreccional revolucionaria y la tendencia reformista.

                Los reformistas tenían el convencimiento que la causa del sufrimiento del pueblo indígena eran las malas autoridades que no aplicaban, o aplicaban mal, las leyes emanadas de la corte hispana; es por eso que realizaron penosos, largos, e infructuosos procesos de reclamación ante las autoridades virreinales, de Lima y aún de la corte española, sin obtener ningún resultado. Las acciones más conocidas en este sentido son las realizadas por don Vicente Mora Chimo Capac y Fray Calixto Tupac Inca.

                Don Vicente Mora Chimo Capac, cacique de Chicama, burlando la vigilancia virreinal, puesto que estaba prohibido viajar a la corte de Madrid sin la autorización del virrey, llegó a España en 1722 llevando las reclamaciones de su pueblo. Durante 10 años gestionó sus peticiones, así como la de otros curacas sin obtener respuesta a las mismas.

                Fray Calixto Tupac Inca era descendiente, por línea materna, de Tupac Inca Yupanqui. El llamado apóstol indio decidió entregar, personalmente, un extenso documento llamado exclamación donde exponía la lamentable situación  de los “vasallos indígenas” y proponía las reivindicaciones para el pueblo sometido. El documento fue terminado en 1748 y, para entregarlo, llegó a Madrid en 1750. Al día siguiente de su llegada, con un arrojo sin igual, entregó el documento al mismo rey, aprovechando el paso del carruaje real por las calles de Madrid. Durante muchos años esperó la respuesta al documento, la cual no llegó a pesar de su insistencia. En 1760 fue recluido, por soliviantador, en un convento de Granada donde murió.  

                Tupac Amaru, en un primer momento, también pensó que las reclamaciones por vía administrativa, ante las autoridades coloniales, terminaría con el abuso de corregidores, encomenderos, curas y curacas ambiciosos; es por eso que durante un buen tiempo se dedicó a reclamar por vía legal, en Lima, respecto a la injusticia de los repartos, la mita minera y los demás aspectos que habían llevado al indígena a una situación de explotación inhumana. Al no tener resultados, envió a su tío Blas Tupac Amaru a España, para que personalmente entregue al rey los reclamos que hacía en representación de su pueblo. El emisario fue asesinado en el viaje y arrojado al mar. Ese crimen, y la infructuosidad de las gestiones realizadas en Lima, convencieron a José Gabriel que no quedaba otro camino: era necesario usar la fuerza de las armas para deponer a las malas autoridades. Debió pesar mucho en el ánimo del gran caudillo, para iniciar la rebelión, los sucesos de Chayanta en el alto Perú. En esa jurisdicción el cacique Tomás Catari, después de muchas reclamaciones hechas hasta en Buenos Aires, se vio obligado a responder a los abusos del corregidor Alós, originándose un levantamiento popular. Tupac Amaru ante esta situación  se vio en la necesidad de iniciar su lucha de liberación, por dos razones:

La primera, una reacción brutal como la que realizaban los coloniales habría puesto al descubierto a los comprometidos, en esa región, con el levantamiento del inca rebelde y su movimiento, con las consecuencias  previsibles.

Segundo, tenía que poner en práctica el apoyo y la unidad que había prometido, a los conjurados, durante el largo proceso de preparación de su empresa rebelde. No podía abandonar, a su suerte, a los que ya habían tomado las armas contra el poder español.

 

IV.- FACTORES QUE DETERMINARON EL LEVANTAMIENTO DE TUPAC AMARU.

                IV.I.-  LA SITUACIÓN DEL INDÍGENA.

 El motivo gravitante que originó el levantamiento fue la inhumana, cruel y salvaje explotación a la que había sido sometido el indígena, a raíz de la conquista. El denigrante trato que se le dio, comparable al de una bestia de carga, constituyó el sostén del régimen feudal del invasor español; por lo tanto, en la práctica, estaba legalizado por el sistema. El trabajo forzado y esclavo fue el denominador común, sea cualquiera el lugar al que se le enviaba: la mita, la hacienda, el obraje, etc. Victorino Montero decía:”El Perú es un país donde todo respira esclavitud y se hace tiranía de las leyes”[1]. El fraile limeño Buenaventura de Salinas y Córdova escribió,  refiriéndose al indio peruano, son: “los pacíficos a quienes de continuo se da guerra, los desnudos que visten a los vestidos, los pobres que enriquecen a los ricos, los hambrientos que sustentan y no hartan a todos sus enemigos […] a los facinerosos que asuelan a estas gentes los veo honrados y premiados”[2].

                Cuando el virrey Toledo, el reorganizador de la mita, implementó las reducciones, con el pretexto de incorporar al indio a la vida urbana, lo que hizo fue concentrarlo para regular el tributo y tener mano de obra disponible para la mita y otras actividades extenuantes para el “vasallo”.

                La mita minera de Potosí, Huancavelica Caylloma y Porco fue la tumba de miles de indefensos seres desprovistos de todo derecho. Amparados por las leyes que aparentemente eran benignas, éstas también autorizaban, a sus ejecutores, tomar las medidas más convenientes, según las circunstancias de manera que se favorezca los fines de la corona. De esa manera se daba pie a una cadena de abusos de corregidores —los más odiados—, curas y hasta curacas, verdugos de su propia raza. De 7,000 mitayos que marchaban a Potosí, solamente regresaban 2,000. En los socavones se trabajaba sin descanso hasta a 180 metros de profundidad. Los mitayos eran encerrados desde el día lunes, en la tarde, hasta el sábado, en la tarde. En Huancavelica morían envenenados por el Azogue y, en Potosí, vomitando sangre por la silicosis; en ambos casos la tuberculosis era el común denominador, para los famélicos mitayos. La riqueza que se derrochaba en la corte madrileña, y en los salones limeños, estaba bañada por la sangre de esos seres olvidados de Dios. El indígena obligado a trabajar con el látigo en la espalda hasta la extenuación terminaba muriendo alejado de su ayllu y hasta de su familia.

                En la mita obrajera, el trabajo era tan agobiante que el mitayo no tenía tiempo ni siquiera para sus necesidades más apremiantes; encadenado al telar trabajaba sin descanso hasta que ya no había luz en el recinto. Cada semana —a veces cada día— se les daba una tarea y, si no se cumplía, los castigos eran severos y bárbaros recargándose su labor, posteriormente. El trabajo se realizaba en ambientes húmedos y malolientes; no se podía conversar ni reír bajo pena de castigo. Sobre los obrajes Juan Ulloa, un viajero que pasó por el Perú, dice: “El trabajo de los obreros empieza antes que aclare el día, a cuya hora acude cada indio a la pieza que le corresponde según su ejercicio y en ella se le reparten las tareas. Y concluida esta diligencia cierra la puerta el maestro del obraje y los deja encarcelados. Cuando la oscuridad de la noche no les permite trabajar, entra el maestro del obraje a retirar las tareas. Aquellos que no las han concluido, sin oír excusas ni razones, son castigados con azotes a cientos y, por conclusión del castigo, los dejan encerrados en la misma pieza por prisión y, aunque toda la casa lo es, hay un lugar oscuro, húmedo, inmundo, con cepos y grillos para castigarlos más indignamente que como se pudiera hacer con los esclavos culpables (Juan/Ulloa: 1749,215)[3]

                Quienes no pudieron soportar esta denigrante, humillante e inhumana existencia, terminaron huyendo de las encomiendas, las mitas, las haciendas los obrajes y todo aquello que lo sujetase al invasor español. Otros llegaron a la autoeliminación, y, las mujeres, cuando tenían hijos, los lisiaban o mutilaban para que no pudieran ser escogidos para la mita. Hubo territorios de dominio español, como el caso de los guaraníes, que los huidos en pareja se veían obligados a tener sólo dos hijos para seguir huyendo, en cualquier momento, con sus hijos a cuestas. Si tenían un tercer hijo lo eliminaban; su prioridad era huir, porque los cazaban como bestias.

                Cuando el rey de España, urgido por la necesidad de incrementar los ingresos de sus colonias, envía al corregidor Antonio Areche a corregir la administración arruinada por la corrupción, éste encuentra que efectivamente la tributación no llega, en la cantidad deseada, a la metrópoli porque pasa por manos inescrupulosas de corregidores y recaudadores que se enriquecen, sin tener en mucho la lealtad a la corona. Sin embargo, Areche, en vez de corregir el mal detectado lo que hizo fue aumentar la contribución al pueblo indígena convirtiéndose en encubridor de los malos funcionarios.

                Contra estas y otras atrocidades fue que se levantó José Gabriel Túpac Amaru, el caudillo redentor, cuando Areche imponiendo brutalmente, nuevas cargas tributarias al pueblo sometido, colmó el vaso de la injusticia. Era natural que existiese en la masa de desposeídos el deseo de libertad tan inherente al ser humano.

                IV.2.- EL CONOCIMIENTO Y AÑORANZA DEL PASADO INCAICO.

                A pesar de todos los esfuerzos del virrey Toledo por exterminar los vestigios de la nobleza inca, asesinando a los miembros de la corte de Vilcabamba en 1572, siguió existiendo en el virreinato una buena cantidad de nobles descendientes de los antiguos emperadores del Tawantinsuyo. Inclusive el mismo cacique traidor a la revolución, Mateo Pumacahua, era descendiente del emperador Inca Guayna Capac, por vía materna. Esta nobleza, caída en desgracia seguía bebiendo, en sus fuentes orales familiares, la gloria de un pasado fabuloso arrebatado a sus mayores. Cuando en 1609 se publica la obra de Garcilaso “Comentarios reales de los Incas”, los nobles existentes acentúan la añoranza de ese pasado que no tenía comparación con la realidad que estaban viviendo; surge así una nueva valoración del pasado incaico, de sus virtudes, de su justicia, de sus saberes, se actualizan tradiciones y mitos mesiánicos en espera de un redentor que los lleve a un nuevo Tawantinsuyo; es por eso que muchos líderes, plebeyos y nobles se sienten miembros de una “nación indiana”

                Por otra parte, en la época del levantamiento tupacamarista, Europa vivía la corriente de la Ilustración; por los países circulaban nuevas ideas fomentadas en diferentes círculos, sobre todo aristocráticos, sobre las normas básicas del trato social  y, es de entender que, esas ideas llegaron a América causando impacto en determinados nichos sociales limeños. Es posible que en las nuevas ideas se filtrara el tema de discusión sobre  el tema de la igualdad entre los hombres y su libertad, temas cuya sola expresión era un delito pagado con la muerte.

                IV.3.- LA PERSONALIDAD MESIÁNICA DE TUPAC AMARU.

                Como hemos visto, anteriormente, existieron muchos movimientos rebeldes que estallaron en la colonia; pero ninguno logró juntar en un solo mando las justas protestas de amplios sectores del pueblo, a pesar del esfuerzo realizado y del sacrificio de familias enteras por la salvaje represión hispana; sin embargo llegaría el momento en el que ”un hombre, en el Perú, intuye los derechos humanos; se convierte en defensor de ellos y, ya desengañado de la eficacia del procedimiento legal, se transforma en apóstol y en mártir”[4]. Túpac Amaru, con su fuerte y magnética personalidad, no solamente tuvo la habilidad de encausar el descontento de los sectores populares aunque fueran de diferentes etnias, sino que encarnó para la masa indiana, viejas tradiciones y mitos incásicos que hacían esperar el renacimiento del nuevo Tawantinsuyo. Es por eso que desde los primeros días de la rebelión, algo que de repente ni él mismo esperaba, los campamentos revolucionarios empezaron a recibir gente que acudía a entregar su ayuda a la causa, a veces sin ninguna convocatoria.

                Un documento que resume, quizás, los motivos por los cuáles Túpac Amaru levantó las banderas de la rebelión, es el edicto que se le halló en sus ropas cuando fue capturado:

                Dn. Josef primero por la gracia de Dios Ynga Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con Dominio en el gran Paititi, Comisario Distribuidor de la Piedad Divina &.

                Por cuanto es acordado por mi consejo en Junta prolija por repetidas ocasiones, ya secreta, y ya pública, que los Reyes de Castilla me han tenido usurpada la corona y Dominio de mis Gentes cerca de tres siglos, pensionándose los Vasallos, con insoportables Gabelas, tributos, Sisas, Lanzas, Aduanas, Alcabalas, Estancos, Catastros, Diezmos, y Quintos, Virreyes, Audiencias, Corregidores y demás Ministros todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia en Almoneda con los escrivanos de esa fé a quién más puja, y quién más da, entrando en esto los Empleos Eclesiásticos, y seculares sin temor de Dios, estropeando como a bestias a los naturales de este Reyno, quitando las vidas a solo los que no supieren robar; todo digno del más severo reparo: por eso, y porque los justos clamores con generalidad han llegado al cielo. En el nombre de Dios Todo Poderoso ordenamos y mandamos que a ninguna de las personas dichas se pague ni se obedezca en cosa alguna a los Ministros Europeos intrusos y solo se deberá todo respeto al Sacerdocio pagándoles el Diezmo y la Primicia como que se da a Dios inmediatamente: y el Tributo y Quinto a su Rey y Señor Natural y esto con la moderación que se hará saber con las demás leyes que se han de observar y guardar. Y para el más pronto remedio de todo lo suso expresado, mandamos se reytere y publique la Jura hecha de mi Real Coronación en todas las Ciudades, Villas, Lugares de mis Dominios dándonos parte con toda brevedad de los Vasallos prontos y fieles para el premio igual: y de los que se rebelaren para la pena que les competa remitiéndonos la Jura fecha con la razón de quanto conduzca. Fecho en Tungasuca a 18 de Marzo de 1781. Don  Josef Gabriel Túpac Amaru Ynga Rey Peru.”[5]

                Aparece claramente la intención de separarse de España en razón a los motivos que expone, la inicua explotación e injusticia que cometen las autoridades empezando por el virrey; así mismo al coronarse como Josef I, de acuerdo a la época de las grandes monarquías, se sitúa como jefe de una nueva nobleza cuya base sería, posiblemente, los Túpac Amaru. Era la restauración de un Tawantinsuyo renovado. Algo que también es notorio en el documento, así como  en otros del proceso revolucionario, es su posición cristiana y el respeto a la Iglesia. Pensamiento que distaba mucho del de otros caudillos revolucionarios.

                 V.- LOS DIRIGENTES DE LA REVOLUCIÓN

                Algo que distinguió a los dirigentes de la revolución fue la total entrega a la causa y el absoluto reconocimiento y lealtad  a su líder organizador, el inca rebelde Túpac Amaru II. Aunque sufrieron muertes que sólo el sadismo y crueldad de los hispanos pudo crear, para el sufrimiento de estos hombres y mujeres cuando cayeron prisioneros, hasta el último momento de su vida sólo demostraron altivez, gallardía y desprecio a la muerte.

                Por la amplitud del área geográfica que ocupó la rebelión, no siempre todos los jefes estuvieron bajo la mira y el control de Túpac Amaru; puesto que muchos caudillos fueron surgiendo en el proceso revolucionario y aunque le manifestaron obediencia al inca, muchas acciones las realizaron por su cuenta, facilitando la acción de los virreinales.

                Entre los dirigentes del movimiento tupacamarista destacaron:

                DIEGO CRISTÓBAL TUPAC AMARU.- Primo hermano de José Gabriel y el segundo en jerarquía en el ejército revolucionario. A la muerte de su primo tomó el mando de la revolución siendo reconocido por los demás mandos revolucionarios. Durante la lucha fue tenazmente perseguido por el cacique Pumacahua, a quién enfrentó en muchas oportunidades. Llevado por la experiencia del fracaso de la lucha abierta contra un enemigo superior en número, recurrió a la lucha de guerrillas, hostigamiento y desgaste, haciendo fracasar la expedición de Del Valle a Puno con sus 17,000 soldados. Ante la imposibilidad de derrotarlo los virreinales recurrieron al ardid del perdón, si es que se entregaban las armas.  Diego Cristóbal aceptó,  aun entrando en divergencias con otros líderes que desconfiaban de las intenciones de Del Valle y el obispo Moscoso. El armisticio de Sicuani se firmó el 27 de Enero de 1782; sin embargo como muchos sospechaban el acto de Sicuani sólo fue una maniobra para desarmar a Diego Cristóbal y sus tropas, al poco tiempo lo capturaron junto a otros dirigentes y después de un juicio sumario se le condenó a morir atenaceado: con tenazas al rojo vivo se le fueron arrancando las carnes hasta llegar al hueso; luego el cuerpo fue colgado en la plaza del Cusco. El suplicio se llevó a Cabo el 19 de Julio de 1783

                ANDRÉS MENDIGUREN TUPAC AMARU.- Sobrino de Túpac Amaru  e hijo de Cecilia Túpac Amaru, llamado el “inca joven” durante el proceso revolucionario. A pesar de su corta edad tuvo gran ascendencia entre las huestes revolucionarias, participó en Sangarará y en el sitio del Cusco, tomó Sorata en el alto Perú y participó en el sitio de La Paz. Cayó en el engaño de la paz de Sicuani y luego fue capturado. Murió ahogado el 2 de Febrero de 1785, cuando el navío que lo llevaba a prisión en el destierro se hundió frente a las costas de Portugal. Tenía 20 años.

                TOMÁS KATARI.- Aguerrido e indomable caudillo Aymara, confabulado con el levantamiento de Túpac Amaru, esperaba la orden del mismo, enfrentando los abusos del corregidor Alós por medios legales. Recurrió a presentar querella contra el cacique realista Blas Bernal por usurpación del cacicazgo. Para presentar los reclamos de su pueblo hubo de caminar 2,300 km. Hasta Buenos Aires, porque los nativos estaban prohibidos de montar a caballo bajo pena de galeras. El pueblo indígena de Chayanta no pudiendo soportar los agravios del corregidor Alós se sublevó, dando apremio a la rebelión tupacamarista. Tomás Katari murió  sin obtener justicia, asesinado el 15 de Enero de 1781. Los sucesores del movimiento en la región fueron sus hermanos Dámaso y Nicolás, llegando hasta el  actual Sucre. Dámaso fue traicionado por un cura, siendo ajusticiado y descuartizado junto a su esposa y 36 combatientes más el 27 de Abril en Chiquisaca. Nicolás seguiría la misma suerte el 7 de mayo.

                TÚPAC KATARI.- Es uno de los líderes plebeyos del movimiento fue buhonero y su nombre verdadero fue Julián Apaza. En el proceso de la revolución tomó el nombre de Túpac Katari.  Participó en la confabulación con Túpac Amaru desde sus inicios, visitando su casa en Tungasuca hasta en tres oportunidades. Guerrero valiente e inteligente logró un liderazgo absoluto, total, por sus cualidades de jefatura innatas. Participó en los dos sitios de la paz y en otras batallas; partidario de una nación indiana sin participación de otras etnias,  cometió algunos excesos que tuvieron que ser frenados por los “Incas del Cusco”. No se sometió a la “paz de Sicuani”, porque no confiaba en la buena fe de los españoles. Fue traicionado y entregado en las Peñas, donde fue descuartizado por cuatro caballos el 13 de Noviembre de 1781. Tenía 30 años.

                PEDRO VILCA APAZA.-  Líder azangarino que desde el inicio de la rebelión, tuvo gran importancia en las acciones militares que desarrollaron los rebeldes. Participó en el sitio y toma de Sorata bajo las órdenes de Andrés Túpac Amaru, posteriormente enfrentaría al mariscal Del Valle, que hacía su incursión a Puno, en las batallas de Condorcuyo y Puquinancari. Se retiró con sus tropas a la Paz, participando en el sitio de esta ciudad. Se batió en Huaycho y Moho. Rechazó el indulto virreinal por considerar que era una farsa. Fue capturado y descuartizado por cuatro  caballos, en pleno suplicio gritó: “Por este sol aprended a morir como yo”. Era el 8 de Abril de 1782.

                Entre los dirigentes de la revolución, hubo participación  de Mujeres que acompañaron a los líderes rebeldes hasta el suplicio; destaca, por ser la esposa del líder máximo del movimiento, Micaela Bastidas Puyucahua cuya capacidad de organización y mando fue reconocida por los demás líderes rebeldes que aceptaron una tácita jefatura. Otra dirigente quechua de gran capacidad de organización fue la cacica de Acos, Tomasa Tito Condemayta, de gran valor y temple de acero, acompañó al inca rebelde hasta el patíbulo, demostró gran entereza y desprecio al verdugo en el momento de su muerte. Debemos mencionar también a Bartolina Sisa la esposa de Túpac Katari y Gregoria Apaza la esposa de Andrés Mendiguren Túpac Amaru. Todas enfrentaron al torturador y al verdugo y en los momentos de infortunio fueron dignas compañeras de sus esposos mártires. Existen miles y miles de mujeres sacrificadas, heroínas que cayeron combatiendo junto a sus esposos e hijos o que prefirieron el suicidio junto a sus hijos antes que la rendición o la captura.

VI.- EL PROCESO DE LAS ACCIONES MILITARES

                El estallido de la rebelión es el 4 de Noviembre de 1780 cuando los confabulados, dirigidos por el cacique José Gabriel Condorcanqui, aprovechando el cumpleaños del cura Carlos Rodríguez   de  Yanaoca, capturó al corregidor Antonio de  Arriaga y lo encerró en su casa de Tungasuca. Lo hizo escribir cartas ordenando la entrega de fusiles y dinero de las arcas del reino. Luego hace firmar órdenes para que los vecinos y autoridades y los indios de los ayllus se presenten en Tungasuca en el término de 24 horas.

                El día 10 de noviembre en la plaza de Tungasuca hace ahorcar al corregidor, luego de un discurso en quechua. En esta oportunidad  se presenta como Inca, tomando el nombre de Túpac Amaru II. Expone su empresa como una cruzada contra las malas autoridades y declara la abolición de las mitas, obrajes y repartimientos mercantiles. Marcha sobre Quiquijana haciendo destruir los obrajes de Pomacanchi. El corregidor, Cabrera que ha escapado a las tropas de José Gabriel, lleva la noticia al cusco causando gran alarma. Estando en Quiquijana, surgen los primeros pedidos para atacar el Cusco. Hasta este momento el discurso insurreccional, para no asustar a criollos y mestizos, lo hace en nombre del rey, al menos este pensamiento es el que el inca quiere difundir: “Por cuanto el Rey me tiene ordenado proceda extraordinariamente contra varios corregidores y sus tenientes, por legítimas causas que por ahora se reservan”, se lee en el edicto que expide en Tungasuca el 15 de Noviembre.

De Quiquijana se retiró a Tungasuca, mientras en el Cusco se formaba una Junta de Guerra que acuerda enviar tropas  sobre Túpac Amaru. El día 15 llega el corregidor de Urubamba con 800 hombres a reforzar el Cusco; de esta ciudad salen 1,200 efectivos bajo el mando del corregidor Cabrera y Tiburcio Landa. El regimiento se reforzó con contingentes indios de caciques reales

El día 16 Túpac Amaru expide el bando de libertad de los esclavos

Las tropas realistas se detienen a pernoctar en Sangarará, en su camino hacia Tungasuca, pero al amanecer se encuentran rodeados por las tropas del Inca que habían sido informadas del avance realista. Se realiza una  sangrienta batalla en la cual mueren 576 realistas. Las tropas patriotas en persecución de los fugitivos llegan hasta Urcos y Oropeza. En esta situación, nuevamente surgen las discusiones por el asalto a la ciudad del Cusco, imponiéndose el criterio del caudillo por una retirada hacia Tungasuca. Se dirige a esa comarca pasando por Pomacanchi. Luego llega a Coporaque y  Yauri en todos los lugares que recorre hace destruir los obrajes y libera a los mitayos.

Mientras, el Cusco recibía refuerzos importantes: de Chumbivilcas llegó un cuerpo de caballería ligera al mando de Santiago Allende; de Abancay llegó el corregidor con 200 hombres; de Cotabambas llegó el corregidor con 200 hombres y de Lima salían las primeras avanzadas al mando de Avilés. 

 Túpac Amaru seguía su exitosa campaña de liberación: tomó Velille, entra a Ayaviri, ocupa sangrientamente Lampa; entra triunfalmente a Azángaro donde las tropas destruyen la cárcel y saquean la casa del cacique Choquehuanca; sus comunicaciones con los caudillos alto peruanos le indican que lo esperan en Potosí; pero él decide regresar para organizar el ataque al Cusco.

El 20 de Diciembre salé de Lima la expedición punitiva al mando del Mariscal del Valle, Areche y el Oidor Mata Linares; llevan 6 cañones y 3,000 fusiles, algo nunca visto en la época.

Tupac Amaru estableció su cuartel general en Tinta y formó tres destacamentos para atacar el cusco: uno atacaría por el norte al mando de Diego Cristóbal Túpac Amaru; otro por el Sur y otro entraría por Quispicanchis y Paruro. El plan del inca rebelde no resultó porque Diego Cristóbal Túpac Amaru nunca pudo llegar al Cusco, La columna del sur fue derrotada en Saylla y el grueso del ejército, que finalmente se ubicó en Picchu, nunca decidió un ataque frontal con todas sus fuerzas. La vehemente actitud de los caciques realistas como Rosas de Anta y Pumacahua que obligó un reclutamiento forzoso hasta de niños de once años y mujeres, para defender el Cusco, impidieron, en medio de sangrientas carnicerías, que las tropas de Diego Cristóbal se unieran a Túpac Amaru. La insistencia de Túpac Amaru en tomar pacíficamente el Cusco lo llevó a enviar dos embajadas pidiendo la rendición de la ciudad. Ambas fueron detenidas y presas. No queriendo incendiar la ciudad, para debilitar sus defensas y asegurar su ocupación, como opinaban miembros del comando y la misma tropa, decidió levantar el cerco el 10 de Enero. El caudillo ordenó la retirada hacia Tinta.

El 25 de febrero llega a Cusco el grueso del ejército punitivo al mando del mariscal Del Valle, 17,116 hombres. Con tales tropas se inició la arremetida final sobre Tinta que había sido fortificada, aunque no lo suficiente para enfrentar a un ejército profesional de tal magnitud. Además, al ordenar, Túpac Amaru, el refuerzo de otros frentes, no contaba con sus mejores tropas al momento del asalto final de los virreinales; sin embargo, en Pucacasa, el inca patriota estuvo a punto de terminar con el grueso del ejército virreinal, que fue auxiliado a tiempo por los caciques realistas conocedores del terreno. En esta campaña se lució Pumacahua venciendo en Llocllora, combapata, quiquijana y Mita-Mita; llegan a cercar a Túpac Amaru realizándose la definitiva batalla de Chinchina que fue una horrible carnicería. Los caciques realistas conocedores de la forma de combate, incaicos, utilizados por los patriotas, iniciaron el ataque dando muerte a las mujeres que eran las abastecedoras de los combatientes. Esta actitud ya la habían asumido en otros encuentros bélicos. La derrota del ejército patriota fue total, pero la lucha se continuó aún en las calles de Tinta, donde las tropas virreinales hicieron gala de su mayor crueldad, llegando a abrir con la espada, el vientre de las mujeres embarazadas.

El Inca logró huir hacia  Langui, pero fue apresado por los traidores Ventura Landaeta, Fernando Gamarra y Francisco Santa Cruz. Micaela Bastidas fue apresada camino a livitaca con sus hijos Hipólito y Fernando. Todos fueron llevados a Tinta y entregados al Del Valle, quién a su vez los llevó a Urcos, para entregarlos al tristemente célebre Antonio Areche.

El 19 de Abril Mata Linares inicia el proceso sumario contra Túpac Amaru, su familia y colaboradores. El 15 de Mayo  Mata Linares y Areche dictan la bestial sentencia contra Túpac Amaru Micaela Bastidas, sus hijos y colaboradores, que entre otras cosas decía lo siguiente:

En la causa principal que ante mi pende…contra José Gabriel Túpac- Amaro…por el horrendo crimen de rebelión o alzamiento general de los indios mestizos y otras castas…con la idea de quererse coronar Señor de ellos, y libertador de las que llamaba miserias de estas clases de habitantes que logró seducir…teniéndolos alucinados, sumisos, prontos y obedientes a cualquier orden suya; habiendo llegado los primeros hasta resistir el vigoroso fuego de nuestras armas contra su natural pavor, y les ha hecho manifestar un odio implacable a todo europeo o a toda cara blanca… contra su legítimo Soberano, contra el más augusto, mas benigno, mas recto, mas venerable y amable de cuantos monarcas han ocupado hasta ahora el trono de España y las Américas… aquel que esta puesto por Dios mismo para que las mande en calidad de soberano… debo condenar y condeno a José Gabriel Tupac- Amaro, a que sea sacado a la plaza principal y pública de esta ciudad, arrastrado hasta el lugar del suplicio, donde presencie la ejecución de las sentencias que se dieren a su mujer Micaela Bastidas, sus dos hijos Hipólito y Fernando Tupac- Amaro, a su tío Francisco Tupac – Amaro, a su cuñado Antonio Bastidas, y algunos de los principales capitanes y auxiliadores de su inicua y perversa intención o proyecto… Se le cortará por el verdugo la lengua y después amarrado o atado por cada uno de los brazos y pies con cuerdas fuertes, y de modo que cada una de estas se pueda atar,  o prender con facilidad a otras que prendan de las cinchas de cuatro caballos, para que puesto de este modo, o de suerte que cada uno de estos tire de su lado mirando a otras cuatro esquinas, o puntas de la plaza, marchen, partan o arranquen a una voz los caballos, de forma que quede dividido su cuerpo en otras tantas partes, llevándose este, luego que sea hora al cerro o altura llamada de Picchu… para que allí se queme en una hoguera… Su cabeza se remitirá al pueblo de Tinta, para que estando tres días en la horca, se ponga después en un palo a la entrada más pública de él: uno de los brazos al de Tungasuca, en donde fue cacique, para lo mismo, y el otro para que se ponga y egecute lo propio en la capital de la provincia de Carabaya: enviándose igualmente y para que se observe la referida demostración, una pierna al pueblo de Livitaca en la de Chumbivilcas, y la restante al de Santa Rosa en la de Lampa… Se prohíbe que usen los indios los trages de la gentilidad, y especialmente los de lla nobleza de ella… dejando del todo extinguidos tales trages… comoigualmente todas las pinturas o retratos de sus incas… que no se representen en ningún pueblo de sus respectivas provincias comedias u otras funciones públicas de las que suelen usar los indios para meoria de sus dichos incas… se prohíben y quitan las trompetas o… pututos… también el que usen y traigan vestidos negros en señal de luto… se prohíbe absolutamente el que los indios se firmen incas… Y para que estos indios se despeguen del odio que han concebido contra los españoles… se vistan de nuestras costumbres españolas y hablen la lengua castellana… bajo las penas más rigurosas y justas contra los que no la usen… dándose para hablarla perfectamente… el término de cuatro años… Así lo proveí, mandé, y firmé, por esta mi sentencia definitivamente juzgando

JOSE ANTONIO DE ARECHE

  Areche ordenó que el día de la ejecución no se oiga ni una sola voz de perdón, quien lo incumpliese estaría condenado a muerte.

El día 18 de Mayo, en la plaza de armas del cusco, fueron ajusticiados los héroes mártires de la Independencia Americana, de la siguiente manera:

Habiendo sido arrastrados con sogas al cuello, hasta el cadalso, Se ahorcó primero a Andrés Castelo, el negro Antonio Oblitas, Antonio Bastidas y José Berdejo. Siguieron Francisco Túpac Amaru e Hipólito Túpac Amaru, tío e hijo del cacique insurgente, a quienes se les ahorcó luego de cortarles la lengua. Micaela Bastidas y Tomasa Tito Condemayta habían sido condenadas a la pena del garrote, pero en Micaela no se pudo cumplir la pena por tener el cuello muy delgado. Fue muerta a patadas en el pecho y estómago. La casica de Acos mostró gran altivez y dignidad en el momento de su muerte. A Túpac Amaru, condenado al descuartizamiento, aplicaron la ejecución como lo mandaba la sentencia sin poder descuartizarlo por lo que tuvieron que decapitarlo. Luego fue descuartizado;  su  cabeza enviada a Tinta, un brazo a Tungasuca, el otro a Carabaya, una pierna a Livitaca y la otra a Santa Rosa.

Después de la captura de José Gabriel, continuó la acción punitiva de Del Valle y sus lacayos, los caciques realistas, Pumacahua, Rosas de Anta, Choquehuanca, entre otros. El horrible suplicio del inca no termino con la rebelión como pensaban los virreinales; las tropas de Del Valle se encontraron con la tenaz resistencia de las huestes rebeldes, ahora comandadas por Diego Cristóbal Túpac Amaru, secundado por valiosos líderes como Túpac Katari, Pedro Vilca Apaza, Andrés Túpac Amaru, entre otros. Acciones notables de esta etapa son la toma de Sorata, el sitio de La Paz, el sitio de Puno y sobre todo el aniquilamiento del poderoso ejército de Del Valle, en su incursión a Puno, por la guerra de hostigamiento y desgaste aplicada por los patriotas. Acciones heroicas de dimensión sobrehumana elevaron a la gloria a las huestes tupacamaristas como las batallas de Puquinacancari y del cerro Condorcuyo donde los combatientes, hombres y mujeres imposibilitados de un triunfo por la inferioridad de número y armamento, prefirieron el suicidio arrojándose al abismo con sus hijos antes de rendirse a las tropas de Del Valle y Pumacahua.

Los virreinales, después del desastre de la incursión de Del Valle, que no había logrado acabar con los rebeldes,  urgidos por la falta de fondos para continuar con la lucha y alarmados por la noticia de un inminente desembarco de tropas inglesas por Rio de Janeiro y Buenos Aires, decidieron recurrir a la treta de la Paz y el perdón. Previamente, para desorganizar a las tropas rebeldes habían decretado la abolición  de las encomiendas  y los repartos. Muchos líderes cayeron en el engaño y firmaron la “Paz de Sicuani”; otros como los hermanos Catari, Pedro Vilca Apaza y Túpac Katari, fueron traicionados, entregados y ejecutados. Los patriotas firmantes de la paz de Sicuani, posteriormente, fueron capturados, enjuiciados y ejecutados y/o desterrados.

 

VII.- CAUSAS DE LA DERROTA. ¿POR QUÉ FRACASÓ LA REVOLUCIÓN?

VII.1.- LAS DIVERGENCIAS EN EL COMANDO REVOLUCIONARIO PARA TOMAR DECICIONES MILITARES.

                El comando revolucionario, aún en sus inicios, tuvo serias divergencias sobre acciones militares de gran envergadura y de alta repercusión en el desarrollo de la campaña, imponiéndose finalmente la decisión del inca. El inicio de las acciones revolucionarias fue desarrollado a la perfección, por el minucioso planeamiento que se hizo para la captura del desalmado corregidor Arriaga, ejecutado en Tungasuca. Cuando el ejército avanza sobre Quiquijana y la toma, el comando aconseja invadir el Cusco aprovechando la sorpresa ya que se encuentra a 60 kilómetros de distancia; pero el caudillo impone la voluntad de volver sobre Tungasuca, posiblemente pensando que aún es posible parlamentar con las autoridades españolas. Cuando vence a los realistas en Sangarara, nuevamente tiene las posibilidades de atacar el Cusco con éxito; pero mientras el comando se lo pedía y Micaela Bastidas le hacía ver las conveniencias de un ataque total a la capital imperial, él decide dirigir sus acciones hacia el sur, cometiendo, tal vez, el peor error de toda la campaña que finalmente le traería fatales consecuencias. Hay quienes sostienen que no podía tomar el Cusco porque no tenía la retaguardia asegurada y por eso prefirió, con su presencia, levantar los pueblos del altiplano. Lo cierto es que el Cusco, después de Sangarará, aún estaba débilmente protegido. Cuando finalmente quiso tomar la ciudad, en Enero de 1781, no lo logró a pesar de tener entre 40,000 y 60,000 combatientes,  porque el Cusco estaba reforzado con los   soldados del coronel Avilés llegados de Lima, entre los que se contaban fusileros “pardos” y soldados de línea  a los cuales se sumaron las tropas indias del corregidor de Paruro con 8, 000 soldados y los refuerzos de 12,000 hombres del cacique Choquehuanca. Demás está decir que el cacique Pumacahua apoyo con todo lo que pudo y todo lo que tuvo, haciendo reclutamientos forzosos en su curacazgo para el éxito de la defensa de la ciudad. En camino se encontraba un contingente salido de Lima a las órdenes de Del Valle. Se pude decir que influyó en este fracaso un sentimentalismo cristiano muy ajeno a la naturaleza de la guerra (no quiso incendiar la ciudad como el comando lo pedía, lo que habría debilitado las defensas y permitido el triunfo) algo que no tuvieron con él cuando llegó la ocasión. 

                La toma del Cusco era importantísima para el desarrollo positivo de la revolución; además del efecto psicológico, por tratarse de la antigua capital de los incas, permitiría la extensión del movimiento hacia el centro y norte, puesto que la ciudad se había convertido en el dique que contenía la avalancha insurreccional; así mismo permitiría la liberación del cacique Tambo Huacso, joven rebelde que junto a otros caciques revolucionarios estaba preso en la ciudad. Este cacique, muy estimado por Túpac Amaru, tenía gran ascendencia entre los suyos, contingente que habría contribuido con gran éxito en la causa. Tambo Huacso sería ajusticiado en el Cusco.

                La falta de cuadros militares en la revolución —Los jefes se fueron haciendo soldados en el proceso del levantamiento— no le permitió al caudillo tener un cuerpo de consejeros, expertos en la materia, para definir la mejor forma de enfrentar la arremetida de Del Valle y sus 17,000 combatientes. Quiso enfrentar a los virreinales, en lucha abierta  con trincheras y reductos endebles, teniendo menos soldados, en vez de aplicar la táctica de guerrillas y desgaste como lo hizo, posteriormente, Diego Cristóbal Tupac Amaru.

VII- 2.- EL PAPEL DE LOS CACIQUES TRAIDORES A LA REVOLUCIÓN.

Desde los momentos iniciales de la invasión española hubo sectores indígenas que se plegaron a los españoles buscando dádivas a cambio de su apoyo para terminar con los focos de resistencia inca. No vacilaron en traicionar a sus hermanos de raza por las migajas que recibieron de la explotación del pueblo sometido. Esta situación se repitió durante todos los levantamientos indígenas de la colonia y se dio con toda su crudeza en la revolución de Túpac Amaru.

Tan igual como los Cañaris dirigidos por Ullco Colla y Vilchumlay fueron los perros guardianes de Francisco Pizarro y los españoles en su lucha contra los incas; Pumacahua, y otros caciques traidores, fueron los perros guardines de Del Valle, Avilés, Areche y los coloniales en su lucha contra Túpac Amaru, impidiendo el triunfo de la revolución y salvando la vida de los dirigentes de la represión, aún a costa del sacrificio de sus familiares como en el caso de Pumacahua.

                Mateo García Pumacahua Chihuantito, cacique de Chincheros, fue un descendiente indígena del gran Guayna Capac; militar nato cuya crueldad y ensañamiento con los vencidos de su raza, durante la rebelión tupacamarista, así como el arrojo y perfección de sus maniobras militares para vencer a los rebeldes, le valió el elogio de las autoridades españolas y su nombramiento como BRIGADIER DE LOS EJÉRCITOS ESPAÑOLES. Cargo equivalente al de general de brigada, actualmente. Fue prácticamente el artífice de la derrota Tupacamarista, al constituir con sus tropas, y las de los curacas virreinales, el grueso del ejército realista. Su participación en esta campaña se puede resumir así:

1.       Inicia sus acciones a mediados de Diciembre de 1780. Toma Huallabamba y en Huayarani realiza una gran matanza entre los vencidos.

2.       Vence en Urco, Huarán y Yucay a las fuerzas tupacamaristas.

3.       Fue llamado al Cusco para defender la ciudad y se le dio el grado de coronel de los ejércitos reales.

4.       El 5 de Enero toma Sacsayhuamán

5.       El 9 de Enero Combate en Picchu dispersando a los rebeldes.

6.       El 10 de Enero persigue a Tupac Amaru en su retirada del Cusco, le quita el cañón llamado “la capitana” y a los cautivos españoles.

7.       Retorna a Urubamba y en Pampapuncu extermina a las columnas Tupacamaristas.

8.       En Febrero lo envían a Paucartambo y vence en Amaro a los generales Cutimanco y Huamanrimachi.

9.       Vence en cotacolla a la gente de Diego Cristobal.

10.   Persiguió a los rebeldes hasta Ausangate donde extermino a 7,000 tupacamaristas.

11.   Regresa a Cusco y sale con el mariscal Del Valle. En Pucacasa salva al mariscal y a la tropa, malogrando la gran oportunidad de la victoria de la revolución.

12.   Vence luego en Cusipata, LLalloc y Checacupe, toma Combapata, Tinta, Tungasuca y Mosocllacta.

13.   Regresa a Mita- Mita, en una de las más sangrientas batallas pierde a 13 familiares entre primos, hermanos y tíos

14.   Después de la batalla de Tinta —la más atroz donde se abre el vientre a las mujeres para impedir el nacimiento de más rebeldes—, y la captura de Túpac Amaru, marcha a Puno, vence a Vilca Apaza en Condorcuyo. Salva a Avilés en medio de gran mortandad

15.   Vence a los generales Zancca e Ingaricona

16.   En Villullona ( la raya) casi pierde la vida

17.   Regresa al Cusco y es enviado a Lares a continuar la pacificación.

18.   Terminada la rebelión fue autorizado para imponer nuevos tributos, con lo que se enriqueció e hizo donativos al Rey de España para ayudar en la guerra contra Inglaterra.

La historia no ha juzgado definitivamente a estos personajes que, por conveniencias personales, arrastraron a miles de indígenas, reclutados muchas veces a la fuerza, para combatir a sus hermanos de raza. De los 17,000 soldados del ejército de Del Valle, 14,000 eran indígenas. Se repitió la triste historia de la conquista.

VII.3.- EL RESQUEBRAJAMIENTO DE LA UNIDAD EN LAS FILAS REVOLUCIONARIAS

                La empresa libertaria había sido planificada, por José Gabriel, durante mucho tiempo; tal vez diez o cinco años, según la confesión de los dirigentes capturados; pero, aun así, fue insuficiente para dar el adecuado tratamiento a problemas de gran vigencia para la época, como las rivalidades étnicas entre los rebeldes y las aspiraciones autoritarias de algunos caudillos.

                Mientras Túpac Amaru se esforzaba por incorporar al movimiento a  criollos y mestizos empobrecidos y descontentos con el régimen, Túpac Katari y otros caudillos alto peruanos se lanzaron a una guerra racial contra todo aquel que no perteneciese a la “nación indiana”. Inclusive, en algún momento, pensaron en combatir a los incas quechuas. El radicalismo de Túpac Katari lo llevó a cometer excesos por lo que en una oportunidad tuvo que ser capturado por Andrés Túpac Amaru, en cumplimiento de una orden de “los incas del cusco”. La actitud de muchos combatientes alejó a los pocos criollos y mestizos que se habían unido al movimiento revolucionario.

                Por otra parte el movimiento fue adquiriendo un carácter mesiánico, puesto que para mucha gente Túpac Amaru encarnaba la salvación enviada por los dioses andinos  para terminar con todos los infortunios causados por los impíos conquistadores. Esa fue la razón por la que los campamentos rebeldes se fueron llenando por multitudes, de indígenas desesperados, que se unían a la lucha sin más armas que el deseo de pelear por su libertad. De pronto el comando revolucionario no estuvo en la capacidad de controlar, adecuadamente, los núcleos rebeldes que se iban formando, ni a los líderes nativos que iban surgiendo, en el proceso de la lucha y que, aunque asumían la autoridad del inca rebelde, actuaban con cierta independencia. Se dieron casos desagradables y de gran perjuicio para la causa como la invasión del Valle sagrado, sin autorización ni control del comando, por los contingentes de Catca y Ocongate, que causaron excesos censurables con todo aquel que no fuese indígena. Esto fue hábilmente aprovechado por los virreinales para hacer desistir a muchos mestizos y criollos de unirse al levantamiento. Después de la muerte de Túpac Amaru se acentuaron las divergencias entre aymaras y quechuas; es por eso que Tupac Katari, así como Pedro Vilca Apaza no estuvieron de acuerdo en firmar al armisticio de Sicuani junto a Digo Cristóbal Túpac Amaru.  Con razón o sin ella, desde algún tiempo atrás, divergían en aspectos tácticos con el caudillo. Para los virreinales fue mucho más fácil dar cuenta de ellos por separado.

                La rebelión Tupacamarista llegó a extenderse a todo el continente. En Nueva Granada los comuneros de Socorro se rebelaron esperando la llegada del Rey Inca; en Pamplona se sublevó el capitán Francisco Quiroz proclamando la autoridad del inca Túpac Amaru y,  en otros pueblos, se lanzan proclamas: “que viva el rey inga y muera el rey de España y todo su mal gobierno”[6]

En el norte Argentino los indios Tovas, dirigidos por José Quiroga un declarado Tupacamarista, invaden Jujuy enarbolando las reivindicaciones del cacique rebelde. En Tucumán son fusilados por tupacamaristas: Francisco Rangel, Melchor Ardiles, Juan de Dios Maldonado, Andrés López y Juan Alemán.

Tanto el virreinato del  Perú como el del Río de la Plata, la Capitanía de Quito, el virreinato de Nueva granada y, en general, toda américa latina, fueron movidos desde sus cimientos por la gran rebelión de Túpac Amaru; El monarca español y las autoridades virreinales vieron peligrar sus dominios en toda América, por lo que tuvieron que recurrir, para su debelación, al engaño, tan común en la élite gobernante, y a la represión genocida que tuvo el alto precio de 100,000 vidas.

[1] SERAYLAN LEIVA, Alejandro. HISTORIA GENERAL DEL EJERCITO PERUANO “Cronología de la revolución de los Túpac Amaru”. pg 735



[1] VEGA, Juan José.HISTORIA GENERAL DEL EJÉRCITO PERUANO. pg.375

[2] Ibid

[3]  ESPINOZA, Waldemar.La Sociedad Andina Colonial, pg 168.

[4] -VALEGA, José M. EL PERU REPUBLICANO. “El Perú en su emancipación”. Pg. 8

[5] - LEIVA, Alejandro Seraylan . HISTORIA GNERAL DEL EJÉRCITO PERUANO. “Cronología de la revolución pg 706


 BIBLIOGRAFIA

·         VALEGA, José M. EL PERU REPUBLICANO. “El Perú en su emancipación. Lima. Tipografía Peruana s.a. 1963

·         SERAYLAN LEIVA, Alejandro. HISTORIA GENERAL DEL EJERCITO PERUANO. TOMO III. VOL. 2. Lima. Talleres de la imprenta del ministerio de Guerra del Perú. 1981.

·         VEGA, Juan José. HISTORIA GENERAL DEL EJERCITO PERUANO. TOMO III. VOL. 1. Lima. Talleres de la imprenta del ministerio de Guerra del Perú. 1981

·         VEGA, Juan José. LA EJECUCIÓN DE TÚPAC AMARU. Lima. Talleres gráficos “Cantuta”. 1969

·         VARGAS UGARTE, Rubén y PORRAS BARRENECHEA, Raúl. EL PERÚ VIRREYNAL. Lima. Tipografía Peruana S.A. 1962

·         TÚPAC AMARU, Juan Bautista. LASMEMORIAS DE JUANBAUTISTA TUPAC AMARU. Cusco. Talleres de imprenta Unigraf. 2013

·         TORD NICOLINI, Javier y LAZO GARCÍA, Carlos. HISTORIA DEL PERU. T.V. “Las respuestas populares autónomas”. Lima. Editorial Juan Mejía Baca. 1981.

·         MILLONES, Luis. HISTORIA DEL PERU. T. V.  “La religión indígena en la colonia”. Lima. Editorial Juan Mejía Baca. 1981.

·         ESPINOZA  SORIANO, Waldemar. HISTORIA DEL PERU. T.IV.  “La Sociedad Andina Colonial”. Lima Editorial Juan Mejía Baca. 1981.

·         TORD NICOLINI, Javier y LAZO GARCÍA, Carlos. HISTORIA DEL PERU. T IV. “Economía y sociedad en el Perú colonial”. Lima. Edit. Juan Mejía Baca. 1981.

·         ROEL PINEDA, Virgilio. HISTORIA DEL PERU T. VI. “Conatos, levantamientos, campañas e ideología de la independencia”. Lima. Edit. Juan Mejía Baca. 1981.

·         VEGA BELLO, Juan José, TÚPAC AMARU. Lima. Edit. Universo. 1969.

 

 

 

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